Encontrarse unos alces saltando en tu jardín es algo que no verás todos los días, pero Candice Helm de Eagle River, Alaska, tuvo ese inusual placer visual.
Alaska estaba sufriendo una ola de calor, cuando Candice vio un alce y sus crías sufriendo las altas temperaturas de la zona, un riesgo muy alto para una especie que no está acostumbrado a esa dura climatología. Su solución fue simplemente genial.
«Ellos simplemente paseaban alrededor de la casa y se veía sufriendo con el calor», dijo Helm al canal local de noticias KTUU -TV. «Así que encendimos los aspersores y de repente se volvieron locos de felicidad».
Los dos pequeños jugaron con la boca de riego mientras su madre les supervisaba. Con el tiempo, incluso se unió a la «fiesta».