Hay gestos de animales que nos recuerdan a las acciones humana, en este caso todos nos sentiremos identificados con ese momento en el que eramos unos pequeñajos cansinos que no parábamos y nuestra madre, tras soportar un rato nuestros desmanes, venía a por nosotros, nos daba una colleja, nos sentaba en una silla y nos decía «ahora te quedas ahí quieto sin hacer nada hasta que yo te lo diga».