Cuando la asociación «Speranza animal rescue» de Pennsylvania recibió una llamada telefónica a primera hora de la mañana, se les informó de un Pitbull abandonado que dormía bajo los porches de las casas y comía la basura que encontraba por las calles.
Al llegar se encontraron un joven pitbull absolutamente atemorizado, que gruñía sin parar, pero tras coger confianza se convirtió en un perro cariño y feliz que no paraba de mover su cola, y que buscaba constantemente los mimos de sus rescatadores.
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