Aslan es un niño de 17 años, uno más de los muchísimos refugiados sirios que han llegado a la isla de Lesbos en Grecia. Aslan, y otros como él, se han visto forzados a huir de sus hogares debido al horror de la guerra. Sus posesiones, amigos y hogar se ha quedado atrás y, lamentablemente, sus mascotas – a excepción de Aslan.
Aslan se negó a desprenderse de su pequeño perro llamado Rose. El era su compañero y al igual que no se abandona a un hermano, no se abandona a un perro, al mejor amigo. Aslan, preparado con suficiente comida y agua en una mochila para los dos, recorrió casi 500 kilómetros huyendo de la tragedia que asola su país.
Una vez llegó el momento de cruzar el Mediterráneo, la gente le dijo al niño que no podía llevar a Rose con él y este se negó en rotundo, el solo iría donde fuera Rose y hasta hizo su propio «pasaporte» para ella. Su determinación dio sus frutos y los mejores amigos permanecieron juntos.
Aslan y Rose ya no se enfrentan a los peligros de la guerra, pero su viaje está lejos de terminar. Al menos saben que tienen a su lado al mejor compañero, a un amigo fiel que nunca le dará la espalda.
Fuente: BarkPost